Washington Área Metropolitana
“No estás sola, denuncia,
no tengas miedo”. Probablemente estas, entre otras muchas palabras de ánimo y valentía, serían las palabras que Andrea Arias (colombiana) hubiese pronunciado hoy en
el Encuentro del Círculo de Mujeres Unidas en Acción, desarrollado como inicio del
mes del activismo en contra de las violencias basadas en género (VBG). Este grupo
de apoyo fue creado por la organización The Family Place y es liderado
por la psicóloga especialista en asuntos
de género –también colombiana- Claudia
Campos, para seguir batallando desde la sociedad civil contra el flagelo materializado en cualquier tipo de vulneración
a la dignidad, los derechos y la vida de las mujeres.
Si, todas y todos lo
supimos, ella hubiera querido estar allí para
compartir su fuerte experiencia de maltrato impulsando la campaña que lleva su nombre “Démosle voz a Andrea” para
brindar la voz de fortaleza para el empoderamiento de las mujeres que aún –por un motivo u
otro- evaden la denuncia por temor a represalias de sus agresores. Pero
ella no estuvo, aunque quienes asistimos
al encuentro de hoy la sentimos más cerca: fue la protagonista de una historia prematuramente inconclusa, luego
de que su esposo (un ex militar estadounidense) la asesinara el pasado 7 de agosto de 2013, como han
indicado los medios locales y las primeras evidencias del hecho, que serán cada vez más claras este jueves 24
de octubre durante la primera audiencia de imputación de cargos al sindicado.
Este
en la teoría se podría tratar de un caso más que se suma a la larga lista de mujeres que han sido
objeto de maltratos, abusos e incluso la muerte. Un caso más “sumado a las
noticias de un día y a las estadísticas” como señaló la doctora Campos en su
intervención, pero no es así. Andrea ahora se ha convertido en un símbolo de
resistencia de la comunidad latina en el área metropolitana de Washington (y no
solo de las y los colombianos en este país)
ante toda forma de violencia hacia
las mujeres reflejadas en actos misóginos, ó también como dijeron algunas participantes, de rechazo ”a
la enfermedad silenciosa” a este “otro cáncer
social”.
A la
actividad asistieron las cónsules de Colombia (Libia Mosquera), Ecuador (Janina
Smith), México (Rocío Vásquez) y una representante del consulado del Salvador,
quienes asumieron ante quienes asistimos
y ante medios locales la consolidación de redes de apoyo entre estos consulados para atender a las víctimas sin
importar su país de ciudadanía y su voluntad política representada en la
presencia activa en los diferentes espacios de sensibilización
y prevención de acciones vulneradoras –además
de fortalecer los propios en cada consulado- y de un NO
rotundo al silencio y la indiferencia de la sociedades, las instituciones y las representaciones de los gobiernos
latinoamericanos en la capital de los Estados Unidos.
Por
ahora en el caso de Andrea resta saber
cuál será el siguiente paso en este caso. Al mismo tiempo, sigue la lucha de sus familiares por la custodia de sus dos hijas de cuatro años y nueve meses de edad, para las cuales esta
historia apenas comienza.
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