lunes, 29 de abril de 2013

Un encuentro mágico de mujeres sin fronteras


Por: Marcela Guio Camargo
Comunicadora social y periodista
Red Colombiana de Periodistas con Visión de Género

“Soy mujer, soy latina…soy única” bajo este significativo lema se desarrolló la segunda versión del Encuentro de Mujeres Latinas del Área Metropolitana de Washington DC en los Estados Unidos, el pasado domingo  28 de abril en las instalaciones del Sheraton Silver Spring Hotel  en Maryland. El evento  contó con la asistencia de mujeres de  distintos países latinoamericanos y se realizó bajo la coordinación del Centro Integral de la Mujer, organización dirigida desde hace aproximadamente trece años por la  colombiana Claudia Campos, quien es psicóloga y doctora en sexualidad humana y género, además de participar como especialista en uno de los programas de la emisora  latina El Zol 107.9 fm .

El encuentro estuvo cargado de significados, emociones, conocimientos diversos, temas de interés, aplicaciones para el cuerpo y el alma,  intervenciones de especialistas, nuevas amistades pero, sobre todo, de la voluntad de cada una de las participantes  -invitadas  e inscritas-   para escuchar y compartir experiencias bajo la premisa de  lograr transitar por aprendizajes importantes para la vida.

La jornada se dividió en tres paneles centrales. El primero de ellos  trató aspectos relacionados  con el manejo de las  finanzas personales y empresariales, gracias a la intervención de especialistas en el tema. Los objetivos fueron exponer  herramientas  sobre el manejo de recursos económicos, conocer  organizaciones dedicadas a la asesoría y acompañamiento de procesos empresariales  y resolver inquietudes sobre la generación  de proyectos de negocio, o acerca de cómo lograr el equilibrio administrativo y financiero de iniciativas comerciales  que ya se encuentran en marcha.

Un segundo momento se dedicó a tratar temas sobre salud y cuidado de sí mismas con la presencia de diferentes compañías dedicadas a este fin, además de la asesoría de especialistas de áreas de la salud  como el antienvejecimiento (a partir de la comprensión del sistema hormonal femenino), la Ayurveda como práctica proveniente de la India y fundamentada en el conocimiento de la vida y, por último,   la medicina basada en la  polaridad que se focaliza en el estudio y tratamiento de los cinco elementos naturales que se encuentran estrechamente relacionados con el funcionamiento de nuestro cuerpo humano   (éter, tierra, aire, agua y fuego). Todas estas son prácticas y saberes importantes para la salud además de sanadoras del cuerpo y el alma.

A lo largo del encuentro se incluyó la participación de mujeres  con historias inspiradoras, llenando de emotividad  el ambiente con sus testimonios y transmitiendo el poder de las mujeres en la construcción de nosotras mismas y en el aporte a  la vida de los nuestros,                mediante valiosos ejemplos de lucha, liderazgo  y empoderamiento femenino en sus comunidades.

En seguida se abrió el último de los paneles denominado “Espacio de diosas” en el que se dieron a conocer algunos aspectos y ejercicios básicos sobre el  manejo energético  corporal, el manejo de las emociones, como también centrando la reflexión en  las relaciones de pareja y la sexualidad femenina  como poder mágico de nuestro cuerpo, no solo como instrumento físico  sino como vehículo espiritual, emotivo, energético, enmarcado en una personalidad y carácter  propios y producto de historias de vida que nos han caracterizado desde nuestro pasado, moldeando lo que somos ahora y  con la necesidad de sincronizarnos desde ya para lo que seremos a futuro.

Es interesante haber encontrado un espacio dedicado a la mujer migrante latina, más aún con el fin de generar acciones que beneficien su desarrollo como mujeres  -seres de amor, sabiduría, fortaleza y profundo conocimiento de la vida-  a la par de  buscar alternativas para explorar otros roles que las des encasillen de ser solo madres o esposas, y que las posicionen como expertas en un campo, empresarias y personas autónomas  económica, laboral y socialmente.

¿Los retos? Muchos. El camino ha sido preparado con valiosas acciones que han ido dando frutos, pero la tarea continua. Los ánimos están dispuestos y la energía motivadora y desinteresada de la Doctora Claudia y su equipo de trabajo continuará la labor, como ella misma diría, con “la llama encendida”.

Nos veremos en 2014 en el tercer encuentro.

jueves, 18 de abril de 2013

Breve retrato del empobrecimiento femenino dentro de la significación de género


Por: Marcela Guio Camargo
Comunicadora social y periodista - Red colombiana de periodistas con visión de género (RCPVG)
Texto realizado para el Seminario Género y Desarrollo de la Organización de Estados Americanos, OEI

Luego de varias décadas de teorías y acciones de reivindicación, reconceptualización y visibilización de los derechos y  asuntos relacionados con  las mujeres, se han dado grandes pasos para reconocerlas y legitimarlas como actoras sociales, des etiquetándolas de sus tradicionales roles del hogar, la crianza y cuidado consagrado de sus familias. Pero, como bien se sabe, aquellas acciones han significado avances más no la erradicación de problemáticas que continúan afectando su integralidad como seres humanos y su condición de mujeres.

Es importante recalcar la definición de género como una construcción social e histórica basada en la diferenciación sexual y las relaciones entre hombres y mujeres, por lo tanto no deben ser reducidas al factor biológico natural ni tampoco a pensarlas como un colectivo uniforme que  -aunque con derechos iguales- tienen  necesidades similares, pero cada vez es más claro que no siempre son las mismas para todas. Gracias a instrumentos de análisis e investigación, al trabajo de  liderezas, las organizaciones civiles, la responsabilidad asumida por el Estado y los organismos de cooperación,  con el tiempo se ha comprendido que hablar de mujeres implica de por sí afrontar niveles de diferenciación tales como: edad, raza, creencias religiosas, de la urbe o la ruralidad, la condición de salud, etnicidad, orientación sexual, entre otros factores. Todas clasificaciones que las hacen diversas y merecedoras de la atención y protección por parte del Estado, los actores privados e intervención de organismos internacionales destinados para velar por los derechos de todos y todas.

Es de considerar el valioso trabajo y aportes de los grandes organismos, instituciones y comités de proyectos de cooperación, como lo establecido por la ONU  en 1976 al proponer una ruta para las naciones sobre la creación de mecanismos intersectoriales y multidisciplinarios que cuenten con recursos humanos, presupuestales y técnicos para “acelerar el logro de oportunidades iguales para las mujeres y su integración plena  a la vida nacional”  (Ámbitos transversales de cooperación internacional) Allí es donde radica una de las claves para que las estrategias sugeridas por el enfoque  Género En Desarrollo,GED  -en su significación de cambio estructural-  logren deshabilitar las estructuras de subordinación que han abierto camino a la feminización de la pobreza y todos los factores y derechos no cubiertos que están vinculados a ella,  a partir de la voluntad política y sus consideraciones. Justo acá radica el gran reto para las naciones y sus actores sociales, el gran desafío.

Por su parte, Colombia ha adelantado la labor  respecto a los derechos femeninos a partir de la firma de varios acuerdos, sentencias, el Auto 092 (mujeres víctimas del desplazamiento forzado por el conflicto interno), entre otros a nivel interno como la Ley 1257 de 2008 (una de las principales a nivel nacional) con el fin de evidenciar y eliminar los índices de violencias, la inequidad de género y la indiferencia típica de diferentes sectores sociales que las han venido deslegitimado a pesar de la existencia de herramientas civiles como el derecho al voto que hace 60 años las faculta como ciudadanas, capaces de decidir, participar  e integrar procesos de cambio colectivo en sus comunidades.

Adicionalmente, Colombia se ha acogido al marco jurídico internacional  a través de documentos como la plataforma de Beijing (1995), la Convención Interamericana para prevenir, sancionar, y erradicar la violencia contra la mujer (Convención Belém do Pará) y la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW). Sin embargo, pese a la voluntad política (mayoritariamente femenina) de fomentar políticas públicas en pro de la disminución de situaciones de pobreza para las mujeres, aún queda camino por andar y “enemigos” que combatir como: el no cumplimiento total de sus derechos, la desigualdad legitimada desde sectores por costumbre masculinos (política y religión por ejemplo), la falta de oportunidades para tener una vida digna mediante el acceso a aspectos fundamentales que están plasmados en la constitución nacional como carta  rectora de  nuestra nación, las múltiples violencias o el carácter cultural que las ha subordinado situándolas  en  espacios poco privilegiados y letargando la conciencia social.

Los derechos son inherentes a sus ciudadanos/as y ellas lo son, por lo tanto se les debe facultar de los mismos para lograr suplir necesidades básicas como la salud (sin restricción en atención básica, servicios especializados como la salud sexual y reproductiva u otras, atención psicológica  y cero estigmas frente a sus factores diferenciales o condiciones de vida), la educación (desde la básica hasta opciones de educación superior que les permita mayor crecimiento personal), el trabajo (basado en normas laborales y salariales dignas), a una vida libre de violencias y sometimientos frente a actores o sistemas patriarcales tradicionales que históricamente las han vulnerado (políticos, religiosos, socio económicos o culturales). Lo anterior, bajo la necesidad cada vez más urgente de protegerlas y darles  su  lugar en la sociedad como generadoras de desarrollo y titulares de derechos connaturales que son incumplidos ante la ley, ya sea por acción (quebrantándolos) u omisión.

Entre los retos y desafíos en Colombia y el resto del mundo está la gran meta colectiva de todos/as los actores   de continuar enfocando sus acciones hacia el cumplimiento cabal de los derechos  legalmente igualitarios  en el orden civil, político, económico y socio cultural. Todos estos trascendentales pues,  durante siglos,  los sistemas de poder patriarcal se han basado en el argumento de inferioridad, haciendo de la mujer una sujeta de uso,  destinataria de abusos (desde el poder político, la iglesia y la legitimación social masculina) basados en el orden social y sus lógicas de exclusión, invisibilidad y juzgamiento moral hacia ellas.

Aquello que ha recibido la nominación de feminización de la pobreza ha dado lugar a análisis y acciones relacionados fundamentalmente con el hecho de otorgarles a ellas un amplio reconocimiento como protagonistas de legislaciones internas y acuerdos internacionales  orientados a decretar nuevas normas sociales que deben (pese a que no se cumplan al 100%) promover sus derechos, libertades y construcción humana; más aún en medio del vacío por el cumplimiento real y total de los mismos para disminuir así los panoramas de pobreza. Entre los retos está también generar garantías legítimas de vida digna al amparo de su estatus de ciudadanas y  ya no como “sujetas pasivas o figuras de apoyo” de sus padres, hermanos o maridos, como continua siendo en algunas zonas del mundo.

Resolver la precariedad de ingresos mediante trabajos dignos, el acceso a servicios de salud, vivienda y educación de calidad  representa un altísimo reto para los proyectos con enfoque de género en el  nivel público, privado o de cooperación; desde esta última ha significado un reconocimiento abierto a las necesidades y facultades multinivel que ellas tienen como agentes económicos y productivos, útiles al mercado laboral (como lo han sido en la producción y cuidado de sus hogares), un acto no discriminatorio de liberalización del marco estructural social masculino que ha sido históricamente rígido y violento (física, sexual, psicológica, etc), y  una acción a favor de cualquier tipo de empoderamiento personal o colectivo  que surja por parte de ellas.

Es por ello que los  liderazgos sociales y políticos que hoy día ya trabajan por el reconocimiento, la promoción y el cumplimiento de las normativas asociadas con la inmensa comunidad femenina (70% de la población que vive en pobreza) tienen entre sus manos grandes responsabilidades como velar por el cumplimiento  de la igualdad real entre hombres y mujeres  como principio del desarrollo humano, diferenciando entre sus condiciones  de vida y la posición que ocupan en los escenarios sociales; a partir de la  sana intervención del Estado (voluntad política de cambio y regulación) mediante leyes, de la acción colectiva (donde han surgido prácticas desiguales, violentas, inequitativas y ausentes de todo reconocimiento al potencial de las mujeres independientemente de los roles tradicionales que les ha correspondido tener) y de las colaboraciones externas.

Vivir con equidad y condiciones igualitarias quizá no terminará de ser tarea fácil,  sin embargo,   es en el marco del desarrollo humano incluyente y sostenible, bajo acciones de cambio en la mentalidad machista que ha dominado los principales espacios de participación, control y decisión en diferentes contextos (comenzando por el espacio del hogar). Espacios  colectivos a donde ellas han comenzado a llegar a paso lento logrando unos primeros cambios, espacios  donde se debe continuar legitimando  el valor económico y real de su contribución a la economía;  trascendiendo el trabajo doméstico, de cuidadora de otros o del campo -que aún no es reconocido ni pago-  con el fin de comprender  que ellas siguen siendo esenciales en la evolución de los procesos humanos y pueden ejercer su acción social mucho más allá del rol natural de reproductoras.

Como  sociedades se requiere asumir la responsabilidad de no discriminación, visión en equidad y logro de acceso a oportunidades de desarrollo personal que harán de ellas liderezas  y/o participantes en procesos de desarrollo colectivo de manera armónica y sostenible (perdurable en el tiempo mediante condiciones de garantía); además de una intervención internacional  siempre sujeta a agendas políticas internas, mediante procesos transversales, como versa el concepto de mainstreaming y aunado a la columna vertebral de promoción, respeto integral de sus vidas y veeduría de los procesos.

Aunque suene  a veces  a camino utópico, nunca estará de más el trabajo cooperativo de diferentes sectores (empezando por los de base) para aportar y generar óptimas condiciones de la vida que para ellas vale la pena vivir: siendo dueñas de sí mismas, integrantes de un sistema social igualitario (por lo menos no excluyente ni violento), de empoderamiento múltiple y siendo beneficiarias de recursos económicos, técnicos y humanos que las potencialicen, les brinden herramientas de transformación a través de su participación, toma de decisiones y logro de sus libertades.

jueves, 4 de abril de 2013

¡Ni un daño más hacia las mujeres!

Por: Marcela Guio Camargo
Un  nuevo llamado de atención se ha hecho frente a la protección, la reparación, los alcances de la justicia, el cumplimiento y los impactos de los planes de acción política  en relación a diversas situaciones de riesgo e irrespeto a los derechos  de las  mujeres en Colombia,  a través de acciones afirmativas que cumplan el mandato constitucional  que nos cubre a  todos y todas.
El pasado jueves 14  y viernes 15 de marzo,  la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), perteneciente a la organización de Estados Americanos (OEA),  realizó cuatro audiencias relacionadas con  los derechos de las mujeres en Colombia. A los encuentros asistieron representantes de organizaciones civiles dedicadas a asuntos relacionados con las mujeres en nuestro país, además de algunos representantes del sector del gobierno nacional. 
La primera de las audiencias trató el tema de  la situación de los y las  defensoras de derechos sexuales y reproductivos en Colombia (1)  con el objetivo de visibilizar la situación de las personas dedicadas a esta labor en diferentes organizaciones civiles­; quienes han sufrido ataques y discriminaciones que han atentado contra de sus derechos individuales  y como funcionarios que trabajan justamente a favor del goce de los derechos femeninos.
A continuación, se realizó la audiencia sobre la situación de derechos humanos de las mujeres en Colombia (2),  destacando la protección y atención a las mujeres víctimas de violencia sexual por parte de actores del conflicto colombiano. En esta, las peticionarias  reclamaron la necesidad de obtener más, mejores y prontos resultados  por parte de las autoridades judiciales de Colombia frente a la aplicación de las leyes sobre este tema y el efecto práctico de la normativa.
En seguida, se abrió la audiencia sobre  la situación de derechos humanos de las mujeres afrodescendientes (3)  -principalmente habitantes de las zonas pacífica y Caribe-  haciendo alusión a las tipologías de vulneración de sus derechos  y a la importancia de la labor de las instituciones administradoras de justicia respecto a los casos  presentados. Además,  las organizaciones peticionarias hicieron mención de las principales causas relacionadas con las afectaciones hacia las afrodescendientes, entre estas: el racismo estructural (exclusión y discriminación), el bajo acceso a servicios de salud y a un trabajo digno y el desplazamiento forzado.
Por último, se desarrolló el encuentro sobre la situación de derechos humanos de las mujeres lesbianas en las Américas(4) dentro del reconocimiento, respeto,  no discriminación y eliminación de estereotipos o etiquetas estigmatizantes que van en contra de sus derechos y que han incrementado las vulneraciones, sin distinción de su orientación sexual.
Estos encuentros sirvieron para recordar -tal como lo enuncia la Resolución 1325 de las Naciones Unidas-  la necesidad de una mayor inclusión de las mujeres en los procesos de construcción de la paz. Igualmente, exigir la transversalización del sector público para ejecutar acciones orientadas a  prevenir y proteger a las mujeres colombianas sin discriminación alguna.
De allí la importancia de continuar velando por el respeto y la implementación de medidas de reparación colectiva cuando sea necesario, todo ello, para garantizar el bienestar integral de la población femenina  como titulares de derechos y objetos de reconocimiento diferencial,  en el marco de una vida libre de violencias.
Anexos:
  1. Videohttp://www.youtube.com/watch?v=fbdbuAB2URE
  2. Video: http://www.youtube.com/watch?v=g3Upl3s7pV8&list=PLkh9EPEuEx2st1_l-W6cr0o3oH9DxBSDc&index=5
  3. Video:http://www.youtube.com/watch?v=yS2rCWclJ30
  4. Vídeo: http://www.youtube.com/watch?v=EVIX0WADKvk&list=PLkh9EPEuEx2st1_l-W6cr0o3oH9DxBSDc&index=7
Videos tomados de la página oficial de la CIDH

Mujeres viviendo con VIH y SIDA, una apuesta por los derechos de las mujeres

Por: Marcela Guio Camargo
Conmemorar una fecha no sólo es recordar, también es poner nuestra mirada en aquello memorable. Por esta razón,   aunque oficialmente el Día Mundial de la Lucha contra el Sida  se celebre todos los años el primero de diciembre, siempre debemos tener en cuenta la importancia que tiene velar por el cumplimiento de las personas afectadas.
Un importante antecedente se presentó el año pasado (28 de noviembre) con la celebración de  la XLVII Mesa Redonda de Políticas  de la Organización de Estados Americanos (OEA),  en la ciudad de Washington D.C; contando con la participación de mujeres representantes de organismos internacionales  y privados que le han apostado a la protección y promoción de los derechos de las personas que viven con VIH y SIDA, especialmente de las mujeres. Acto que debería repetirse constantemente en diferentes organizaciones civiles, públicas y privads para no descuidar el tema ni sacarlo de la agenda de temas prevalentes en materia de salud femenina.
Durante la mencionada ocasión, la moderación del encuentro estuvo a cargo de la Embajadora Carmen Moreno (Secretaria Ejecutiva de la Comisión Interamericana de Mujeres, CIM) facilitando las intervenciones de Patricia Pérez (Presidenta Mundial de ICW Global: Comunidad Internacional de Mujeres viviendo con VIH y SIDA y de la Fundación Más Paz Menos Sida), Pauline Muchina (Asesora Principal de Asociaciones de la Oficina de ONUSIDA en Washington, DC), Sonja Caffe (Asesora de Prevención, Proyecto de VIH, Organización Panamericana de la Salud, OPS) y Dinys Luciano (Directora de Development Connections) .
Este espacio sirvió para identificar algunos avances obtenidos por estos organismos internacionales  y  por diferentes organizaciones.  Sin  embargo, las participantes  fueron un poco más allá reconociendo en un panorama más amplio las tareas pendientes  frente al tratamiento político, social, económico y de derechos humanos que involucran  la calidad de vida, la igualdad y la no discriminación de las mujeres.
Entre los puntos tratados en la mesa es importante recalcar aspectos como la necesidad  de posicionar estos temas  en las agendas políticas de cada gobierno, organismo, institución e incluso de los medios de comunicación, como una estrategia para dinamizar sus discursos y acciones cumpliendo así con lo estipulado en los Objetivos de Desarrollo del Milenio, los tratados y todos los instrumentos internacionales que registran como prioridad la protección  y promoción de los derechos de nosotras las mujeres, sin discriminación entre las poblaciones que nos diferencian  a nosotras mismas.
La balanza del encuentro concluyó con la urgencia frente a la eliminación de violencias de género, la pobreza, las brechas  sociales, barreras y estigmas, como de las  formas de exclusión y  justificación de las violencias, todos estos aspectos negativos que ponen en confrontación nuestros derechos femeninos.
Por otra parte, la reflexión giró en torno a los derechos que deben favorecer la vida de las mujeres que viven esta condición, supliendo necesidades frente al acceso a mejores tratamientos médicos como a la salud sexual y reproductiva, a más oportunidades económicas, mayor prevención de lo prevenible,  más inversión política y económica  en el componente mujeres de los proyectos de gobierno, el incremento de la participación política femenina, una mejor conceptualización  de las mujeres frente a los esquemas tradicionales, más y mejor información sobre las herramientas colectivas e individuales de abordaje y crear mejores estrategias de comunicación  frente a temas relacionados. Todo esto,  a manera de recordar y persistir  -desde la acción-  en una realidad inviolable: las mujeres somos sujetas de derechos y garantías, no tenemos la necesidad de reiterar nuestra condición humana, pues tal  como  dijo Patricia  Pérez en su intervención “respiro y tengo derechos”.
Escrito para la Red Colombiana de Periodistas con Visión de Género desde Washington D.C


Que no nos metan “Gato por liebre”


Luego de obtener excelentes comentarios por parte de la crítica y del público, la obra Gato por liebre continúa sus presentaciones en diferentes teatros de Bogotá. La  historia, basada en un libro con el mismo nombre, fue escrita por la reconocida ensayista, narradora y dramaturga  colombiana Piedad Bonnet, quien además es autora de poesía, teatro y novela, dotando  sus producciones de una profundidad y  carácter particulares. 
La actriz y directora Ángela Barrera  -encargada de Barrera Teatro, su compañía actoral-  encarna  esta vez a la protagonista de un monólogo  que nos muestra la realidad histórica, de identidad y de violencias a las cuales han sido expuestas miles de mujeres en Colombia.
La  puesta en escena está basada en un contundente texto que refleja el intenso deseo femenino por dar sentido a la existencia misma del ser humano, enseñando  en cada función esa realidad múltiple y compleja que constituye el universo que habitan especialmente las mujeres;  lleno de contradicciones, magia, alegría, dolor, desengaños y esperanzas.
Un montaje sobre el cual prefiero citar la descripción que hace Ángela, su actriz. “Esther Ramírez es una  niña desplazada por la guerra; huye a Bogotá junto a su madre para buscar un futuro mejor, sin embargo,  la realidad la golpea constantemente. Tras la  muerte de su madre y su marido y, ante las circunstancias, se ve obligada a renunciar a ser mujer, enfrentando la vida con pantalones: como un hombre, asumiendo la personalidad y el trabajo de su marido difunto. Aburrida de su destino en Colombia decide ir en busca del sueño americano donde pasa aún peores circunstancias, huyendo por el hueco y viviendo en tierra ajena. Así pues, Esther regresa a Colombia para darnos una lección acerca del amor a la patria, de la constancia, la esperanza y la feminidad”. 
Como  obra se ha presentado en diferentes temporadas en Bogotá y ha participado en festivales reconocidos como el Festival de mujeres en escena por la paz y el  Alternativo y Alteratro “jóvenes creadores”. Recientemente se presentó  con el acompañamiento de la Red Colombiana de periodistas con visión de género, asociación de profesionales que está preparando actualmente futuras presentaciones en organizaciones y universidades de Bogotá, entre ellas la nuestra. (Ver:http://redcolombianadeperiodistasconvisiondegenero.wordpress.com/)

Cierro el homenaje a esta obra, su autora y su intérprete con la apreciación de  Piedad Bonnet. “Ángela ha hecho un magnífico trabajo, con un mínimo de elementos escenográficos, mucha fuerza, sensibilidad y un enorme trabajo corporal, logrando crear muchos matices en su personaje y transmitiendo sensaciones y sentimientos que cautivan al público” Gracias a Piedad y Ángela por ese talento con las letras y la representación dramatúrgica que logran atrapar a quienes hemos conocido sus correspondientes obras. 
Fotos: Archivo Ángela Barrera, por  Rammses Moctezuma